Decimos que una persona tiene Baja Visión cuando presenta una limitación visual que le dificulta o impide realizar tareas de su vida cotidiana y no puede ser corregida con ayudas ópticas convencionales, medicación ni cirugía.
Las causas de Baja Visión pueden ser congénitas, adquiridas o producirse por lesiones o traumatismos. En la mayoría de las ocasiones se presenta en personas de edad avanzada debido a la aparición de enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el glaucoma o la retinopatía diabética.
Podemos clasificar la pérdida de visión según la localización:
- La visión central es la que usamos cuando miramos directamente a algo o para ver los detalles. Las personas afectadas con estas enfermedades tienen problemas para ver la TV, reconocer rostros, coser o leer un periódico y requieren de sistemas que amplíen la imagen. Enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o la miopía magna provocan pérdida de la visión central. Ejemplos de las ayudas empleadas en estos casos son: los telescopios, las lupas y los microscopios.
- La visión periférica nos permite ver los objetos que no están dentro de nuestro campo visual central. Nos sirve para orientarnos y evitar chocar o tropezar. Enfermedades como el glaucoma o la retinosis pigmentaria reducen nuestra visión periférica por lo que las personas afectadas por estas enfermedades tienen dificultades para adaptarse a los cambios de iluminación y en sus desplazamientos. Requieren el uso de filtros terapéuticos para mejorar el contraste y reducir las molestia a la luminisidad así como sistemas ampliadores de campo como los telescopios invertidos para mejorar su movilidad.