Las moscas flotantes del ojo, formalmente miodesopsias, son unas manchas transparente-grisaceas con forma de hilos, gusanos, motas, telarañas, círculos o puntos, que se desplazan en el campo de visión; estas manchas son muy comunes y aunque son molestas, generalmente no son motivo de preocupación.
Notarás que estas manchas nunca parecerán estar quietas y cuando intentas enfocar en ellas, se desplazan creando la impresión que están a la deriva; de allí el nombre de flotadores o moscas flotantes. Una vez que los tienes, generalmente no desaparecen, aunque es posible que sean menos perceptibles a medida que pasa el tiempo por un proceso neuroadaptativo.
La mayoría de las moscas flotantes son pequeñas manchas de una proteína llamada colágeno. Son parte de una sustancia similar a un gel en la parte posterior del ojo llamada vítreo. A medida que se envejece, las fibras de proteína que componen el vítreo se reducen a pequeños fragmentos que se agrupan: las sombras que proyectas estas fibras agrupadas es lo que se percibe como moscas flotantes.
Estos cambios pueden ocurrir a cualquier edad, pero generalmente ocurren a partir de los 45-50 años con más prevalencia entre los miopes y los sometidos a cirugía de catarata.
Sólo en raras ocasiones los flotadores requieren tratamiento. Si tienes tantos que bloquean tu visión, tu oftalmólogo puede sugerir una cirugía llamada vitrectomía, un procedimiento en el que se elimina el vítreo y se reemplaza con una solución salina.
Observar algunas moscas flotantes de vez en cuando no es motivo de preocupación. Sin embargo, en caso de percibir un aumento elevado y repentino de flotadores y manchas, especialmente si están acompañadas por destellos de luz y pérdida de la visión periférica, debes buscar atención inmediatamente de un profesional de la salud visual, ya que puede ser indicativo de desprendimiento o rotura de retina.