El estrés que genera la pandemia del Covid-19 está pasando factura a la salud visual de las personas y ha contribuido a la aparición de nuevos cuadros clínicos en el Centro de Oftalmología Barraquer.
Así lo ha confirmado Marta Mármol, oftalmóloga del centro Barraquer, tras enfatizar que el estrés es una respuesta natural e inconsciente de nuestro cuerpo ante las situaciones desafiantes como es el caso de la actual crisis sanitaria.
Según el grado de estrés sufrido, de su duración en el tiempo y de las características de cada individuo, las manifestaciones a nivel ocular varían. Las más frecuentes e importantes son las mioquimias, temblores o espasmos localizados alrededor de los párpados (tics); blefaritis, inflamación de los párpados; coroidopatía central serosa, afectación de la mácula, que es la zona más importante de la retina; o incluso en los casos más severos puede llegar a la pérdida de visión.
“El estrés es una respuesta natural e inconsciente de nuestro cuerpo ante las situaciones desafiantes. Esta respuesta es necesaria y positiva para poder reaccionar y adaptarnos a los cambios de la vida”, ha explicado Mármol.
“Sin embargo, cuando percibimos una de estas situaciones como muy amenazantes, cuando se produce un acontecimiento que nos hace pensar que va a poner en riesgo nuestro bienestar o cuando el estrés se convierte en crónico, entonces, puede repercutir negativamente en nuestra salud. Los mecanismos internos que se ponen en marcha afectan a, prácticamente, todo nuestro organismo; incluyendo por supuesto los ojos”.
En este contexto, Mármol ha asegurado que “la sociedad se ha enfrentado a una situación completamente nueva a causa del coronavirus. Miedo al contagio del Covid-19, ansiedad durante el confinamiento, tensión y preocupación por amigos y familiares enfermos, los problemas económicos derivados del parón de actividad… Unas circunstancias que han generado estrés e incertidumbre en gran parte de la población española”.
Tras el desconfinamiento, la situación no ha mejorado radicalmente. “Continuamos en pandemia y viviendo situaciones de cambio y adaptación, incluso llamamos a este nuevo periodo la nueva normalidad. Por otro lado, seguimos inmersos en una dinámica de uso exhaustivo de pantallas y muchas veces las condiciones ambientales en las que trabajamos siguen sin ser óptimas por la falta de luz natural, ambientes secos o falta de hidratación”, ha remarcado Mármol.
De este modo, el estrés se suma a otras causas que han provocado que durante el confinamiento las patologías oculares aumenten en un 15%, según datos del Centro de Oftalmología Barraquer.
La principal causa, por ahora, sigue siendo el aumento de la exposición de las personas a dispositivos electrónicos y pantallas. Las dolencias asociadas a la disminución del parpadeo por fijar la vista en la pantalla –de 12 o 14 veces por minuto a una o dos– y la evaporación de la película de lágrima natural del ojo son el síndrome visual del ordenador y el ojo seco. A estas se les suman el incremento de conjuntivitis y el aumento de las miopías.