Los seres humanos utilizan la corteza visual primaria para procesar sonidos en la oscuridad. Esto no solo ocurre en los que tienen visión sino también en los que han nacido ciegos.
Los científicos han descubierto que los humanos utilizan la parte visual de su cerebro cuando procesan sonidos en la oscuridad, incluso si nunca han visto en su vida.
En una serie de estudios publicados en Current Biology, («Decodificación de sonidos naturales en la corteza ‘visual’ temprana de individuos congénitamente ciegos»), un equipo internacional de investigadores, dirigido por Royal Holloway, explica cómo las exploraciones de la actividad cerebral de voluntarios que tenían los ojos vendados y estaban expuestos a distintos sonidos que les llegaban a través de auriculares (canto de pájaros, gente hablando y ruido del tráfico), utilizaron su corteza visual primaria para identificar el sonido.
Lo mismo sucedió también con los voluntarios que habían sido ciegos desde su nacimiento, lo que demuestra que ni las imágenes ni la experiencia visual son necesarias para que la corteza visual primaria descifre los sonidos.
La Dra. Petra Vetter, del Departamento de Psicología de Royal Holloway, dijo: “Queríamos saber más sobre la naturaleza de las interacciones entre el sistema visual y auditivo que tienen los humanos. Durante el estudio, descubrimos que, aunque las personas con vista pueden usar su imaginación visual, las que no tienen vista, todavía usan la misma parte del cerebro para traducir el sonido, lo que significa que los humanos tienen un mecanismo cerebral básico, independiente de las imágenes visuales y, lo que es más curioso, de la experiencia visual. Por lo tanto, el estudio mostró que incluso la parte más temprana de la corteza visual es sensible a la información que escuchamos, no solo a lo que vemos».
El profesor Lars Muckli de la Universidad de Glasgow, que ha estado estudiando el procesamiento visual durante años, añadió: “Normalmente se da por hecho que los estímulos visuales que llegan al cerebro humano se procesan primero de forma aislada de los otros sentidos, en la ‘corteza visual primaria’, un área cerebral que distingue entre claro y oscuro o entre diferentes orientaciones de líneas. Quizás esta área del cerebro esté procesando una experiencia de extensión espacial independiente de si se comunica a través de los ojos o los oídos. Solo después de esta primera etapa de procesamiento, como dice la teoría, la información visual se transfiere más arriba en la jerarquía del cerebro, donde se vincula con la información de otros sentidos. En otras palabras, la opinión generalizada es que en un nivel superior un objeto se puede vincular a un sonido, pero en un nivel inferior se cree que una línea y un sonido se procesan por separado».
El Dr. Lukasz Bola de la Universidad de Harvard, quien dirigió el análisis de datos en este proyecto, dijo: “Sorprendentemente, pudimos identificar los sonidos de la actividad de la corteza visual primaria en participantes ciegos, con una precisión incluso mayor que la lograda en participantes videntes. Tanto en personas ciegas como en videntes, los sonidos se distinguían mejor en la actividad cerebral en las partes de la corteza visual primaria que normalmente representa el campo visual periférico, en vez del centro del campo visual. La parte que representa la visión central, que procesa estímulos visuales como letras o rostros en alta resolución, parece estar menos interesada en los sonidos que la parte que representa el campo visual periférico”.
“El estudio añade también pruebas fundamentales a una teoría emergente que sugiere que la formación de especializaciones cerebrales son las tareas realizadas en cada parte del cerebro en vez del sentido de entrada, en nuestro caso entrada visual o auditiva al sistema visual”, añadió el profesor Amir Amedi de IDC Herzliya Reichman University.
Los investigadores destacan el valor adaptativo que podrían tener dichas interacciones corticales tempranas entre la visión y la audición. Las señales auditivas pueden ser muy útiles para preparar nuestro sistema visual para lo que veremos en un momento o para dirigir nuestra atención hacia partes específicas de la escena visual, especialmente a los lados, donde la visión es considerablemente menos precisa que en el centro.
Estos mecanismos parecen ser básicos y suficientemente antiguos desde un punto de vista evolutivo como para ser conservados incluso en personas que nunca han tenido visión. Por lo tanto, estos hallazgos muestran la importancia de los planos genéticos en la configuración de la organización del cerebro visual.