Si eres de los que alejan el folio para leer y pasas de los 40, seguro que sufres de presbicia o vista cansada, un problema cuya incidencia aumenta con la edad.
Se trata de una pérdida de la capacidad de enfocar objetos cercanos y se desarrolla como resultado del envejecimiento del cristalino, que es la lente natural del ojo.
A partir de los 45 años, alrededor del 50% de las personas presentan presbicia. Sin embargo, la aparición de este problema visual no equivale a renunciar a ver bien de cerca o a perder calidad de vida. Debemos estar atentos a los síntomas que manifiesta para tratarlo de forma que nuestra vida diaria no se altere o lo haga mínimamente.
Estos síntomas suelen aparecer a partir de los 40 años, que es cuando, debido al envejecimiento natural, se activa el proceso degenerativo del ojo y el cristalino empieza a ser menos flexible. Las señales más habituales son dificultad para distinguir letras pequeñas, necesidad de alejar el texto que estamos leyendo, sensación de que las letras se ven borrosas o se mueven como si bailasen, dolor de cabeza y fatiga visual al terminar la jornada. La dificultad para enfocar de cerca puede convertirse en una verdadera limitación cotidiana si no se aborda: podemos tener problemas para leer desde el prospecto de un medicamento al ticket de la compra o, más aún por la falta de contraste, los mensajes del móvil.
¿Se puede prevenir? La respuesta es no. Es un proceso natural asociado al envejecimiento del organismo. La creencia de que se puede frenar el avance de los síntomas retrasando el momento de empezar a utilizar gafas es un falso mito, pues su uso no altera el proceso natural de envejecimiento del cristalino. Sin la corrección adecuada, lo único que conseguimos es tener un menor confort visual y dificultades para realizar muchas tareas diarias.
Una vez aparece el problema de la vista cansada, las soluciones son muy diversas: desde corrección óptica con gafas o lentes de contacto a cirugías para implantar lentes o moldear la forma de la córnea.
1. Mantente alerta ante la aparición de cualquier síntoma. Las dificultades para ver imágenes próximas o para leer, así como el cansancio visual o los dolores de cabeza tras realizar tareas prolongadas de visión cercana pueden ser síntomas de presbicia. Si notas alguno de estos problemas, acude a tu optometrista
2. Adopta buenos hábitos si trabajas con el ordenador. Si pasas muchas horas delante de la pantalla, recuerda que tus ojos están realizando un sobreesfuerzo para ver continuadamente de cerca y no es extraño que acuses más la fatiga ocular. Para minimizarlo, realiza descansos visuales cada veinte minutos, fíjate en aspectos como el brillo, la posición de la pantalla y la distancia de lectura, amplía el tamaño de letra de la pantalla si lo necesitas y mantén una buena lubricación de la superficie ocular, recurriendo a soluciones de lágrima artificial.
3. Utiliza la corrección óptica adecuada. Llevar la graduación indicada por tu optometrista en gafas o lentillas es importante para disfrutar de una mayor comodidad y calidad de visión. Ten en cuenta que la presbicia va evolucionando y es habitual que se produzcan cambios, por lo que tendrás que adaptar los cristales o lentes cada cierto tiempo. Al contrario de lo que algunas personas creen, utilizar menos corrección de la necesaria no ayuda a frenar la progresión de este defecto refractivo.
4. No te olvides de los controles periódicos. Sobre todo, llévalos a cabo a partir de los 40 años, ya que es cuando, generalmente, se activa el proceso degenerativo del ojo. Como consecuencia, puedes empezar a padecer presbicia, así como otras patologías oculares asociadas a la edad.